lunes, 26 de febrero de 2007

Conocimiento platónico vs. Conocimiento aristotélico 2

En un ensayo anterior, comparé la postura Platónica frente a la Aristotélica en relación al conocimiento. Ahora, me referiré a la crítica que Aristóteles hizo a Platón, con la cual –cuan lanza en el talón de Aquiles- derrumbó todo el sistema que este había postulado.
En el diálogo Fedro, Platón llegó a plantear un mito, por el cual las almas al provenir del mundo de las ideas, atraviesan el río Leteo hasta llegar a un cuerpo que estará en el mundo sensible. Es en aquel momento que se olvidan de su contemplación de las ideas. Acorde con el mito, es a través de la dialéctica que se produce la anamnesis (“recordación”), y una vez “recordado” el conocimiento, se podrán fundamentar los juicios particulares y la conducta humana, dado que el mundo sensible imita al de las ideas. Sin embargo, Platón no maneja bien esa suerte de asociación entre estos dos mundos, hecho que evidencia en el Parménides.Este sería el punto clave para las observaciones de Aristóteles a dicha teoría.

El principal argumento aristotélico estribaba en que al ser el mundo sensible una imitación del mundo de las ideas, por qué imitaría todos sus atributos excepto el más importante: la inmutabilidad. Tal como señalé anteriormente, Platón afirmaba que el mundo de las ideas era inmutable y eterno, sin embargo, en el mundo sensible se evidencia que el cambio es el atributo por excelencia. Todo se encuentra cambiando.

Además, Aristóteles señalaba que las flaquezas de la teoría de las ideas eran irreparables porque duplicaban innecesariamente las cosas a explicar ya que por un lado se tenía que hallar la explicación de los seres existentes con relación causal a sus ideas y por el otro se tenían que explicar que explicar las ideas en sí, esto también conllevaba a concebir las ideas como sensibles eternos. Finalmente, las críticas de Aristóteles aluden a la relación entre las ideas y las cosas sensibles, ya que atentaba contra la característica o principio de unidad. Es así que algo es lo que es porque en ese objeto participa la idea o forma de dicho objeto, en otras palabras, puedo conocer algo al conocer su forma. Creo que el problema que encuentra Aristóteles es considerar que dicha forma existe de forma independiente al objeto, ya que tendría que existir un poco de forma en cada uno, atentando paradójicamente contra aquel principio. Entonces, la solución planteada por Aristóteles es que las cosas sensibles están compuestas por materia y forma, siendo la primera aquello de lo que la cosa está hecha y la segunda lo que hace que la materia sea lo que es. De este modo la forma otorga a la materia su ser, por lo que la materia se considera indeterminada al admitir una serie de determinaciones. A mi parecer es en este punto donde se halla la clave para explicar aquello en lo que Platón fracasó, es decir, el cambio que se da en el mundo sensible. Aristóteles propondrá así los principios de potencialidad y causalidad.

Si se tiene en cuenta que la materia es indeterminada y admite determinaciones, podemos decir que la materia es un objeto en potencia y que, en contraparte, la forma hace que la materia sea cosa, convirtiéndola en acto. En conclusión, la materia es forma en potencia y la cosa es materia en acto; un ejemplo válido sería decir que una plancha de triplay es madera en acto y mesa en potencia. En este ejemplo, además, se evidencia que un objeto puede ser al mismo tiempo tanto potencia como acto. De ese modo ya se evidencia la relación de proceso existente en el mundo sensible, lo que ayuda a explicar todo cambio que ocurra en él.

Una vez que se ha criticado la teoría platónica de las formas, se podría señalar finalmente que para Aristóteles el conocimiento es el conocimiento de las causas interrelacionadas lógicamente.
Por causa se puede entender a todo aquello a lo que se debe que una cosa sea lo que es. Aristóteles planteará la existencia de cuatro causas: 1) Causa Material: que alude a la materia, a aquello de donde proviene una cosa y permanece en ella, de lo que está hecha. Vale decir que la ciencia moderna resta importancia a esta causa en aras de la utilidad que puedan tener los objetos. 2) Causa Formal: se refiere a la Forma, la esencia de la cosa. Podría entenderse como una suerte de utilidad o función. Esta causa es válida para la ciencia moderna ya que la función es de suma importancia en el objeto. 3) Causa Eficiente: alude a lo que interviene en el proceso de que la cosa sea, tratándose de factores externos en objetos artificiales e internos en objetos naturales. Esta causa puede identificarse también con la Forma pues para propiciarse dicho cambio/movimiento o proceso, se debe ser consciente de a qué va a devenir en última instancia. La ciencia moderna la considera pues en su estudio es clara la búsqueda de relaciones entre los objetos. La última causa que señala Aristóteles es la 4) Causa Final: remite a la pregunta “para qué”, es decir, la finalidad de la cosa. En seres artificiales la coincidencia con la forma es indiscutible, ya que los objetos creados por el hombre son lo que son porque cumplen un fin; la silla, por ejemplo, no sería silla si no puedo sentarme en ella. En el caso de los seres naturales no puede decirse que sean concebidos con un fin preestablecido, pero su desarrollo natural sí se orienta hacia un fin (que finalmente es su forma), por lo que esta causa también se identifica con la forma. Para la ciencia moderna no es tomada en cuenta pues finalmente todo cambia y no se puede ni siquiera en este caso, orientar un norte con toda seguridad durante el proceso.

Se puede afirmar, entonces, que las cuatro causas aristotélicas vienen a ser ampliaciones del planteamiento por el cual las cosas sensibles están compuestas de materia y forma. Pero para que estas causas puedan llegar a ser conocimiento deben estar circunscritas por tres principios que carecen de explicación, estos son: a) Identidad, que señala que todo cosa es igual a sí misma, b) No contradicción, que afirma que nada puede ser y no ser a la vez y c) Tercio excluido; en sí, estos principios sostienen que las cosas tienen una esencia, por lo que las causas son las manifestaciones que pueden conocerse de ellas, de ahí también que el “hecho crudo” no es la verdad sino que los juicios del mundo. Sin embargo, el conocimiento de las causas, y estos juicios, no son conocimiento cabal por sí mismos, ya que debe darse una interrelación lógica entre ellos, de forma silogística. Un silogismo son una serie de proposiciones, de las cuales una se deduce a partir de otras. Esta forma argumentativa, que yace arraigada hoy opta por la presentación y confrontación de premisas que llevarán a una conclusión que se acepta como verdad.

A mi parecer esta forma lógica obedecía perfectamente a la visión de Aristóteles por la cual el mundo tiene un orden lógico. Pero, existe un problema ya que para considerar un silogismo válido, las premisas presentadas tendrían que ser necesariamente verdaderas. Por eso Aristóteles confía en un proceso netamente deductivo en el que las verdades universales se captan a través de la Inducción (por la cual se llega a lo universal desde lo particular) y la Intuición (que refiere a la captación de primeros principios). Pero, tal como señalé, para que esto ocurra el mundo tendría que estar dado y estructurado previamente, idea que hoy en día, aunque cuenta con buena salud, no puede ser aceptada ya que es en gran medida determinista y no considera que hayan diversos criterios para aproximarse a la realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felizmente esa frase de “soy amigo de Platón pero más amigo soy de la verdad” no destruyó la filosofía platónica. Prueba de ello es que aún hoy se sigue leyendo y estudiando a Platón y a su vastísimo legado al que habría que darle una profunda mirada para redescubrir, quizás, el camino hacia una vida ética que sirva de derrotero en aspectos políticos, epistemológicos y metafísicos. Decir que Aristóteles derrumbó el platonismo es, por lo menos, arriesgado. Aristóteles cometió un justo y necesario parricidio: quien pretende superar al maestro debe matarlo.

El mito del Leteo no se encuentra en el Fedro, está más bien en Menón aunque el nombre Leteo no se dice explícitamente. En el Fedro está más bien el mito del auriga que cabalga, confiado en la casta de sus corceles, en las espaldas del cielo lugar donde habitan las ideas más excelsas. Ahora, las almas no provienen del mundo de las ideas, las almas habitan en el mundo de las ideas. La inmortalidad del alma hace imposible atribuirle lugar de procedencia. Como dices, el Parménides es un texto de crisis de la teoría de las ideas. Se encuentra en el contexto del Teeteto, Sofista y Político, grupo este que se define por ser los textos finales de Platón donde se barajan dos teorías: 1) Platón acepta la teoría de las ideas y no la presenta en sus escritos con la finalidad de hacer recalcar su importancia y la imposibilidad de solución sin la existencia de la misma, o 2) realmente ha llegado a una crisis. Sin embargo, se puede ver a partir de la Carta Séptima que para Platón lo importante era precisamente que cada persona en su interior realizara la famosa segunda navegación, y que precisamente, siguiendo la sentencia socrática “una vida no examinada no vale la pena vivirse”, dedicaras nuestra vida a la superación de la multiplicidad reinante en nuestra, a la falta de guía,a la falta de ideal. La crítica que hace Aristóteles en la Metafísica deja claro el problema más palpable de la teoría platónica: de qué me sirve, en la vida práctica, la idea de lo bello, de lo bueno, de la virtud, si con ideas no me muevo en el mundo real. Obviamente, sería menospreciar a Aristóteles decir que no entendió a Platón. Por supuesto que lo entendió, y entendió también cuál era esa aplicación casi kantiana del “deber ser”. Lo entendió pero no lo aprobó. Para Aristóteles lo importante era recuperar la caverna y darle un sitio privilegiado dentro de nuestras vidas. Es decir, no hay segunda navegación, lo que hay es un mundo frente a nosotros y un lenguaje que lo recoge. Los intereses de Platón y de Aristóteles son los mismos en el fondo, pero el enfoque es diametralmente opuesto: en uno el interés es lingüístico y desde el lenguaje construye una metafísica, una epistemología y una teología; para el otro el interés es ético. He ahí la diferencia.

Platón está lejos de ser un heraclíteo, en tal sentido, no “todo está cambiando”, no. El mundo es una multiplicidad de hechos independientes que se manifiestan ahí, frente a nosotros. Toda esta multiplicidad en realidad responde a un solo eidos. Por ejemplo, el amor de padres, el amor entre hermanos, el amor entre un hombre y una mujer, el amor al prójimo son manifestaciones múltiples de un solo concepto de amor, del cual participan todos ellos. Entonces, no todo cambia. Precisamente Platón hace una crítica a los heraclíteos extremos en el Cratilo.

Precisamente la solución que da Aristóteles al problema de la duplicación de mundos platónica es como tú bien dices el compuesto hylemórfico que conjuga muy bien las enseñanzas platónicas y que indudablemente reúne de una mejor forma el tema que ocupó toda la vida de Platón: cómo remitir los objetos a algo trascendente e inmutable. Aunque claro está, Aristóteles genera otra duplicidad para explicar la forma y la materia pues crea al Motor Inmóvil, idea platónica esta que representa a la forma y al acto puro. Herencia del maestro.

Pero como bien dices, la explicación que da Aristóteles sobre los objetos reales es muy superior a la platónica. Claro, existe el problema del silogismo que toma como presupuesto indispensable la existencia del ‘algo’ y eso es imposible de verificar. Pero eso es entrar al tema de los universales, la intuición y la percepción. Sólo me queda decir una cosa más, dicen que la filosofía son notas a pie de página a la obra de Aristóteles. A mi juicio, Aristóteles es una nota a pie de página de Platón.